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martes, 17 de julio de 2012

AIKIDO, entrevista a Seishiro Endo Shihan


Primera Parte

“Involucrándose con el aikido en la Universidad, Seishiro Endo decidió no entrar al mundo real del asalariado japonés y hacerlo si, al Aikikai como instructor profesional. Aplico su considerable talento al desarrollo de su propio estilo de Aikido. El cual se caracteriza por no usar la fuerza. Además comparte sus descubrimientos con estudiantes de todas partes del mundo”

Periodista: ¿Cómo comenzó con el Aikido?
Endo: Antes de empezar, no sabía nada de este arte. Fue en abril de 1963 poco tiempo desués de entrar en la Universidad de Gakusuin. Yo estaba oxidando el recinto dela Universidad cuando uno de mis compañeros me preguntó si me gustaría acercarme al Aikido Club de la Universidad. Bajamos al dojo y empecé ese mismo día. Me hicieron hacer shikko y alrededor de 200 flexiones de piernas (sentadillas). Yo había hecho algo de judo en la secundaria, así que no estaba muy fuera de forma, pero en verdad no estaba preparado para las 200 flexiones. Recuerdo vívidamente que mis piernas rehusaban a moverse cuando traté de subir la escalera de la estación de trenes, más tarde ese mismo día.
P: ¿Aquel club de Aikido era reconocido por la Universidad?
E: No, era visto como una agrupación informal. La Universidad de Gakusuiri es una escuela relativamente antigua, con gran sentido de la tradición, así que fue siempre difícil para los nuevos clubes obtener el reconocimiento. Primero debía demostrar su seriedad y prosperidad a través de su antigüedad. El club no fue reconocido “semi-formalmente” hasta después de 3 años, cuando me convertí en el 4º director a cargo; y llevó otros 10 años el que se convirtiera en un club oficial. En total tomó cerca de 20 años el adquirir el status de agrupación hecha y derecha.
P: ¿Quiénes eran los instructores en ese momento?
E: El primer Shihan que nos enseñó fue Hiroshi Tada, pero partió hacia Italia en septiembre de mi segundo año. Fue reemplazado por Mitsunari Kanai que nos enseñó cerca de un año y luego por Yasuo Kobayashi durante 6 meses. Después de graduarme y entrar en Aikikai fui designado yo para enseñar.
P: Tengo entendido que después de estudiar 4 años en la Universidad, Ud. decidió no entrar a formar parte de los asalariados y se convirtió en profesional del Aikido.
E: Los estudiantes japoneses generalmente comienzan a buscar trabajo en junio del último año de estudio. Para principios de julio la mayoría de la gente ya se decidió por un puesto. Cuando me llegó el turno, tenía sensaciones muy confusas acerca de lo que quería hacer. Recuerdo el primer día que llegue a Tokio desde mi pueblo natal en Nagano. Viajaba en el Yamanote Line alrededor de la ciudad desde Ueno y a través de la ventana pude ver el racimo de altos edificios de oficina mientras atravesaba Tokio Central, Yuracucho y Shimbashi. Recuerdo hacer pensado: “Bueno, supongo que tendré que trabajar en uno de esos edificios algún día…” Sin embargo, cuanto más practicaba Aikido, más me fascinaba, así que cuando me llegó el tiempo de encontrar trabajo, sufrí mucho decidiendo qué hacer con mi vida. Había recibido una oferta informal de trabajo, pero después de pensármelo algún tiempo decidí dedicarme al Aikido.
P: Es necesario mucho coraje para renunciar a una prometedora carrera siendo un recién graduado, especialmente aquí en Japón.
E: Ud. debería recordar que alrededor de 1960 la economía japonesa comenzó a salir adelante. Yo me gradué en medio de esa prosperidad, en 1967, así que había muchas oportunidades en las grandes empresas, incluso para alguien como yo. Debo admitirlo, no estudié demasiado en la universidad, sin embargo durante el período de exámenes de ingreso tuve que estudiar bastante, y me convertí así, en un ávido lector.
Cuando conseguía ir a clase comenzaba a quedarme dormido luego de 10 minutos. De hecho creo que dormí en la mayoría de las clases. El resto del tiempo me la pasaba leyendo.
A la hora del almuerzo iba a la cafetería y luego volvía a la biblioteca a leer. A las 2 pm huía hacia la clase de las 3 en Hombu Dojo, luego volvía y practicaba aikido en la universidad.
P: Parece haber pasado mucho tiempo en la escuela, pero dudo que haya sido un buen estudiante.
E: Es probable que haya pasado mucho tiempo allí, porque no tenía a donde ir. Durante mi primer año decidí que si era capaz de aprobar 8 de las 14 clases, pondría un poco de esfuerzo en el estudio. Si bien, sabía que necesitaba buenas calificaciones para conseguir un empleo, sólo tengo una “A”, pero imaginaba que sí entrenaba tan duro como pudiera en Aikido, podría atraer un futuro empleo. Fue un poco ingenuo, y sobre todo fue una optimista forma de ver las cosas.
P: Parece que Ud. tenía sus propias prioridades y ambiciones.
E: Creo que podría decir que tenía la mira puesta en mis sueños. La gente a menudo me decía que era un soñador. Me preguntaban porque elegía hacer algo tan inusual e inconexo como Aikido, cuando perfectamente podía obtener un “trabajo respetable”. Pero yo pensaba que trabajar duro en Aikido era algo digno en sí mismo. Sin embargo pensé que incluso sí las cosas no marchaban a la perfección, todavía estaría dispuesto a hacer el esfuerzo por mejorar, aunque fuera sólo un poco; así que puse mi corazón y alma en mí entrenamiento. Para darme fuerza solía tener presente canciones que trataban de la autorrealización y decían cosas como: “Mis ropas serán pobres pero mi corazón es de oro”.
P: Probablemente Ud. tenga 10 veces más libertad de la que ellos tienen.
E: Sin duda.
P: ¿Cuál fue su impresión cuando conoció a O’Sensei?
E: Bueno, es algo bastante difícil de describir. No puedo decir que me dio la Impresión de gran fuerza o algo así. Por supuesto, sus ojos perforaban cuando hacía las técnicas, pero en general me parecía más un simpático y amigable anciano.
P: ¿Todavía estudiaba en la Universidad cuando lo conoció?
E: Lo vi por primera vez durante el segundo año de la Universidad, cuando comencé a ir al Hombu, Nunca hablé con él hasta julio de mi último año, o sea cuando tomé la decisión de enrolarme al Aikikai. Mi padre me acompañó para dar el aval de mi conducta a Kisshomaru Sensei, y en ese momento tuve la oportunidad de hablar con O’Sensei por primera vez. Recuerdo que una vez O’Sensei estaba explicando algo y me dijo que tratar de empujar sus rodillas de costado. Estaba asombrado de lo suave que se sentía. Pero era suave de manera que lo desafiaba a uno a empujar, dando la sensación de que si empujaba más fuerte, caería en un vacío. Esta suavidad tan peculiar me dejó una fuerte impresión. Otra vez, cuando todos se habían ido del dojo tomé ukemi de O’Sensei cuando hizo una demostración a unos periodistas. Mostraba una técnica similar a Suwari Waza Kokyuho, pero cuando me moví para tratar de agarrar sus brazos, todo lo que sentí fue haber golpeado contra una enorme roca y salí volando.
P: ¿Cómo era ser un Uchi  Deshi en esa época?
E: Bueno, realmente no era gran cosa (risas). Practicábamos de 6:30 a 9:00 de la mañana, por supuesto, pero luego yo hacía otras cosas como ir a la playa en Enoshima con otros practicantes. Por otro lado no había muchos lugares para poder enseñar, así que teníamos libertad para hacer otro tipo de cosas.
P: Debe tener alguna anécdota de aquellos días.
E: Si. Ahora, los seminarios de la universidad duran sólo unos días, pero en aquellos tiempos duraban una semana completa. Por otro lado, no trabajábamos. Creo que en aquella época había mayor libertad individual. Por supuesto yo cumplía con mi cuota de entrenamiento. Una parte importante de él era la limpieza del dojo cada mañana después  de la práctica. Nadie me lo ordenaba, sólo tenía ganas de hacerlo. Limpiaba los baños todos los días. Todo estaba tan limpio que se hubiera podido comer allí. El dojo está envejeciendo ahora, así que es inevitable que se vea un poco sucio, pero los baños es algo que se puede mantener inmaculado si se da el tiempo necesario para la limpieza. Me sorprende que actualmente esa clase de cosas sea menos importante que la práctica. De todos modos para mí fue una excelente experiencia. Entre nosotros existe la expresión “Acumular la virtud oculta” (Intoku Wo Tsumu), que hace referencia al perfeccionamiento personal por medio de poner buena voluntad en tareas no gratas. Creo que ese tipo de austeridad fue un importante aspecto de mi entrenamiento.
P: Ud. Mencionó que era un ávido lector. ¿Hay alguna obra en particular que considere su favorita?
E: Hay tantos libros que realmente me gustan que me sería difícil escoger alguno. Cuando era joven, por los 20 creo, leí muchos libros sobre Budismo Zen, particularmente la secta Rinzai. Más tarde comencé a leer también la secta Soto. En realidad debo admitir que si bien es cierto que mi lectura cubre un amplio espectro, no puedo decir que soy versado en ningún tema en particular. “El que mucho abarca poco aprieta” como se dice. Sólo soy un adicto a la lectura. No estoy tranquilo a menos que tenga algo cerca para leer. Siempre llevo un libro encima, incluso si es pesado, o no tengo tiempo para leerlo. En estos momentos estoy leyendo algo de Tempu Nakamura.
P: ¿Cuándo se sintió interesado por Tempu Nakamura? ¿Fue en su juventud?
E: A menudo escuchaba hablar de él a mi Sempai, quien había ido de visita al Tempukai. Aparte de eso, no sabía mucho de él.
P: ¿Hubo en la época de su entrada al Aikikai, algún Shihan que lo haya impresionado particularmente?
E: Koichi Tohei fue probablemente el que más me impresionó. Además de ser el mayor, tenía una fuerte personalidad. Osava Sensei fue otro. Pero tiempo después de ingresar, él me tomó bajo su protección, y me hablaba sobre el Aikido y la vida en general, hoy por hoy soy una de esas personas que dice estar profundamente agradecido a Osawa Sensei. Por otro lado, en aquel entonces, los maestros de Hombu eran relativamente jóvenes y tanto estudiantes como profesores entrenábamos enérgicamente, así que me resulta difícil escoger a uno que haya influenciado en mí más que el resto.

continuará ,,,,

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